Ford Galaxie 1962: El Clásico Convertible Norteamericano
Pocas siluetas evocan con tanta fuerza la época dorada del automóvil estadounidense como la de un gran convertible de los años sesenta. Capó largo, líneas elegantes, asientos interminables y una sensación de libertad absoluta al bajar el techo. Entre ellos, uno destaca por su porte y por su historia: el Ford Galaxie Convertible de 1962, un modelo que combina elegancia, nostalgia y una interesante trayectoria en Costa Rica.
Un ícono que conquistó las carreteras
El Ford Galaxie nació a finales de los años cincuenta con una clara misión: competir cara a cara con el Chevrolet Impala. La propuesta de Ford era contundente: un automóvil de gran tamaño, cómodo, lujoso y con un diseño que transmitía modernidad. En su versión convertible, el Galaxie representaba la cúspide del glamour automotriz, un símbolo de estatus reservado para quienes querían rodar con estilo y poder adquisitivo.
Los años cincuenta y sesenta fueron la era dorada de los descapotables. En aquellos días, manejar con el techo abajo era sinónimo de sofisticación, libertad y optimismo. No existían aún las preocupaciones del calentamiento global ni las restricciones modernas, y disfrutar del sol y la brisa era parte del encanto de poseer uno de estos modelos.

Una joya única en Costa Rica
Aunque el Galaxie fue un éxito en Estados Unidos, muy pocas unidades llegaron a Costa Rica. Hoy, se estima que existen apenas tres o cuatro convertibles del 62 en el país, y uno de ellos pertenece a José María Arias, un apasionado coleccionista y estudioso de la historia automotriz. Su unidad conserva gran parte de sus elementos originales, un detalle poco común en autos de más de seis décadas.
Este Galaxie, además, tiene una historia particular. En el pasado fue propiedad de Eduardo “El Chino” Lee, personaje muy reconocido en el ambiente automotriz costarricense. También ha tenido participación en videos musicales y un recordado comercial de Axe Europa, demostrando que este convertible no solo es un clásico sobre ruedas, sino también una estrella frente a las cámaras.

El encanto de lo auténtico
Bajo su imponente capó se encuentra el motor original Mileage Marker de seis cilindros en línea y 3.7 litros, acoplado a una transmisión automática Ford-O-Matic de dos velocidades. Una configuración simple, pero perfecta para lo que este modelo representa: un vehículo hecho para disfrutar del camino, no para correr. Como dicen los norteamericanos, “just cruise”.
El interior es otro viaje en el tiempo. Espacioso, cómodo y con asientos tipo banqueta corrida, el Galaxie refleja la filosofía de los autos familiares y románticos de su época. Ya sea para llevar a varios amigos o para disfrutar un paseo a dúo con el brazo en el volante y el otro abrazando a la pareja, este convertible tiene un encanto difícil de replicar en los autos modernos.
Construido sobre un chasis tipo escalera con tracción trasera, el Galaxie ofrecía robustez y durabilidad, características que lo hicieron popular también en versiones policiales y, con el paso de los años, en el mundo de los lowriders, donde su tamaño y diseño se prestaban para modificaciones artísticas y suspensiones hidráulicas.
Una cápsula de historia
Más allá de su mecánica, este Ford Galaxie 1962 es un testimonio viviente de una era en la que el automóvil era mucho más que un medio de transporte. Representa la libertad, el diseño y el espíritu de una generación que soñaba con el futuro y disfrutaba el presente con el viento en el rostro.
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Para su actual propietario, este convertible es mucho más que una pieza de colección. Es un vínculo con el pasado, una lección de historia rodante y una muestra de cómo la pasión puede mantener viva la herencia automotriz.

Epílogo de un viaje
El Galaxie 1962 no solo se roba miradas donde pasa; también despierta emociones. Cada kilómetro recorrido en él es un homenaje a los años en que los autos eran grandes, elegantes y se construían para durar. Y aunque los convertibles modernos son cada vez más escasos, piezas como esta nos recuerdan por qué su época dorada nunca será olvidada.
Porque nada grita más “clásico americano” que un Ford Galaxie del 62 con el techo abajo y la historia al viento.
Este artículo fue posible gracias a la colaboración del canal Tavo Vintage Garage, por compartir la información y documentación del proyecto audiovisual “El Clásico Convertible Norteamericano”, y al valioso testimonio de don José María Arias, propietario de este Ford Galaxie 1962 que mantiene viva una parte importante de la historia automotriz.

